Senior "sin ñ ni a"
Este es un blog fresco, natural. Creado con la idea de compartir mis pensamientos sobre temas diversos, algunos triviales, otros comunes, unos tantos interesantes y probablemente habrá algunos polémicos. Una mezcla que define mis días...
sábado, 15 de julio de 2023
Discurso: "La última lección". Ceremonia de graduación Universidad Nacional 21/04/2023
domingo, 4 de julio de 2021
A mi hermanita mayor
Con los años la vida te vuelve más sensible, reflexiva y agradecida. Así me siento a mis 35 años de vida, con muchos propósitos para cumplir y algunos sueños ya realizados.
¡Tantas memorias hacen fila por ser atendidas, que solo tuve remedio de encauzarlas así! Crecimos juntas, y por muchos años mi mamá adoraba vestirnos con la misma ropa, como les suele suceder a muchas hermanas; hasta que ella misma empezó a rebelarse en contra de esa costumbre y a seleccionar su propia ropa cuando nos llevaban de compras. A veces me gustaba más su ropa que la mía y siendo adolescentes, me la ponía sin su permiso y me pegaba unos "griticos" bien merecidos.
Compartíamos muchas cosas. De ella era la idea de grabar las canciones en la emisora y luego "copiar letra". De ella, la pasión por leer, dibujar y escribir en el diario. Hoy le confieso que aunque los guardara bien, siempre di con ellos para poder leerlos. Ops!, lo siento :(
Siempre me ha cuidado y demostrado afecto a su manera; esto lo he entendido con el tiempo. Una vez, recuerdo que, estando en el colegio, tuvo lugar un episodio por el que muchas amigas me dejaron de hablar durante un cierto tiempo. Era el día de mi cumpleaños del año 1997 (puedo ser imprecisa). Frente a la mirada atenta de una profesora, ¡¡me reventaron un huevo en la cabeza... dentro del colegio!! Juro que hoy lo recuerdo y me da mucha risa; pero en ese entonces fui un mar de lágrimas, rabia e impotencia. Sin embargo, luego de que todas mis amigas desfilaran por coordinación académica y firmaran el temible libro negro de disciplina, a mi hermana le informaron lo ocurrido y al llegar a esa oficina solo exclamó, entre risas nerviosas: "Ay Vanessita, ¡¡cómo quedaste!! pero te lavas y ya". Yo quería ahorcarla, no es broma.
Jannina, es su nombre. Un nombre que mamá dice haber visto en una revista y le pareció acertado y sí que lo es. Aunque por muchos años creímos que era de origen italiano, al parecer es hebreo y habla de una persona responsable, creativa y dinámica. Así lo confirman sus habilidades y pasiones (las de siempre y las nuevas): le gusta dibujar, cantar, bailar, conversar, cocinar y montar en bicicleta... y todo lo hace bien; no alardeo. Mentiras, se "pega sus destempladitas cantando", ja ja ja.
- Tulita, ¿tus hijas son gemelas?- No, se llevan un año de diferencia
- Ay! Pero es que son igualitas...
Creo que en algún momento ya estábamos cansadas de la comparación. Y hacíamos hasta lo imposible por destacar nuestras diferencias: "mira su nariz", "mira mi color de piel", "sus ojos son más grandes"; -ella se parece más a mí y Vane a su papá-, decía con vehemencia mi mamá.
Ella siempre ha lucido como la hermana menor, y a pesar de tener unos cuantos centímetros de más, aún me sigue llamando "mi hermanita".
Hoy, quise escribirle a ella, porque me siento feliz y agradecida de llamarla y tenerla como mi ejemplo, de verla y sentirme orgullosa de ser su hermanita, de ver su disciplina, tenacidad, berraquera, y de asumir con valentía situaciones difíciles con su frase: "Yo no estoy peor que alguien más".Nota al pie: La primera foto fue tomada en Medellín en el año 1989, en el barrio viviendas del sur (Itagüí) donde crecimos, minutos antes de ir al "Jardín Infantil Regina" y segundos antes de que a Jannina se le cayera el ganchito de la cabeza, porque todos se le resbalaban.
Te quiero, hermanita mayor.
jueves, 29 de octubre de 2020
Una entrada cuestionable
Es verdad que hace muchos meses no le daba una mirada a este baúl que guarda tanta vida.
Hoy me provocó, quizás porque soy una hija de la lluvia y encuentro en su presencia y contemplación, algo de inspiración y un tiempo propicio para reflexionar.
Tres días aislada, viendo la linda Medellín desde la panorámica que ofrece un piso 15, en una búsqueda infructuosa por desconectarme del mundo real, de las caras cotidianas, y ¡hasta un poco de mí!
Pero...
¡Cuán difícil es intentar huir de uno mismo! Es imposible, pues te encuentras contigo en cada esquina de los pensamientos, en batallas mentales que no quieres dar en un momento específico, y finalmente, con una terquedad abrumadora, terminas por volver al cuarto del que querías escapar...
Personalmente, autocuestionarme es como autoflagelarme, en la mayoría de los casos. Soy mi crítica más implacable, no me perdono ni media y tardo en olvidar mis impases. Es probable que algunos no estén de acuerdo con esto, pero está bien, no es mi deseo buscar aprobación.
Una de mis mejores terapias para la autoevaluación, a lo largo y ancho de mis años vividos, ha sido escribir. Servilletas, reverso de cuadernos, diarios, la arena de la playa... el medio es quizás lo de menos. Algunas veces lo hago para mí, y otras, creyendo que alguien más leerá mis escritos, muchos años después. Otra terapia que también me funciona, es llorar en soledad. Llorar hasta secarme por dentro, hasta sacar ese dolor emplazado en mis entrañas.
Las tormentas personales que surgen en una catarsis, traen consigo muchos cuestionamientos. ¿Cómo me siento?, ¿Qué espero?, ¿A qué aspiro?, ¿Qué quiero?, ¿Qué me hace falta?, ¿Soy una persona feliz? Este examen no lo respondo en forma ordenada como lo suele hacer una estudiante juiciosa, de hecho, voy saltando entre las preguntas hasta encontrar aquélla más cómoda para mis recuerdos o experiencias. Y aunque intente pasarme de lista al darme las respuestas que quisiera escuchar; la realidad es que mi alter ego resulta ser aquél profesor que cuestiona a sus estudiantes con la frase: "Eso no fue lo que yo te pregunté".
La calificación del examen no la mido en números o notas; sino en acciones, simplemente. Si algo no me gusta, ¿lo puedo corregir y depende de mí? Si es así, entonces lo corrijo. ¿No estoy cómoda en el lugar donde estoy? Pues entonces, me muevo. ¿Me tomo muy a pecho las actitudes o comentarios de otras personas? y es justamente cuando me respondo: ¿Qué carambas hago cargando el equipaje ajeno, ahhh?
No sé si se sientan identificados con mis palabras en esta entrada, o con qué frecuencia les sucede pero, hoy solté un incómodo equipaje.
Saludos de vuelta!
sábado, 18 de abril de 2020
36
lunes, 19 de agosto de 2019
¿Qué tanto dice tu ex de ti?
¿Acaso cómo luce? (pues aún no has hablado)
¿Cómo huele?
¿Si sus manos están limpias?
¿Si hace contacto visual?
¿Si saluda de manera cortés?
En resumidas cuentas, ¿Qué cosas son las que hablan por ti acerca de ti?
Podría ser todo y más...
De esa primera impresión se desarrolla, a mi parecer, una segunda que viene alimentada por un prejuicio. Aquello que no vimos la primera vez pero creemos tal vez que viene asociado con esa persona, un ¡no sé qué! ¡quién sabe dónde! ¿no?
Entre ires y venires, al final lo que sucede es la desmitificación del prejuicio o de la primera impresión. Algo así como una triada de la impresión, o en mi arrogante pretensión; la aplicación más banal de tesis, antitesis y síntesis.
Ahora bien, no todos somos así. Algunos cortan por lo sano las primeras impresiones y dejan ser al otro, desenvolverse; para entonces sí, construir una opinión personal acerca de ese alguien.
Y trato de ubicarme a mí misma en el escenario de cuando conocí a alguien por primera vez... y caigo en la cuenta de que efectivamente hay algo que derrumba mis prejuicios: una primera sonrisa. Esa misma, puede tumbar una mala referencia externa (un tercero en la mesa), que es una de las tantas fuentes de un prejuicio. Ese "qué", que me dijeron sobre esa persona.
¿Les ha pasado que hablan por teléfono con alguien y solo su voz les permite ponerle anatomía al sujeto que calienta tu oreja? La imaginación es algo fascinante.
Lo siento si parece que hablo incoherencias o ideas sueltas sin concatenarse lógicamente, pero hace rato no me pasaba por mi blog y creo que tengo un reencuentro de ideas y todas se están saludando.
Sin embargo lo anterior fue solo un appetizer.
Hoy se me dio por pensar en esto... ¿qué tal si la primera impresión que tenemos de alguien más viene dada por la compañía de otras personas? Quiero decir, por ejemplo, ¿Qué diría tu ex de la persona que eres tú?
Solo concibo en mi mente la imagen de una larga fila de excompañeros de "x" personas y pienso:
¿Qué tipo de persona se alejó oportunamente de alguien como el de camisa gris?
¿Acaso una persona sonriente podría haber compartido su tiempo con alguien que luce tan triste como el quinto de la fila?
Una más: ¿Qué calidad de ser humano toleraba la arrogancia del adonis en primera línea?
Y quizás una más amable... para el ex: ¿Cómo fue que te dejaron ir?
Se imaginan además que, ¡¡alguien pudiera tener tantos ex, que sea absolutamente imposible tener una precisa impresión de esa persona!!
No hay nada de malo en lo anterior, por si las dudas. Cada quien es como quiere ser. Y puede perfectamente mostrarse como quién no es.
Yo escribo banalidades como esta para desahogar mis ideas náufragas en el desespero de la noche, esperando que el vino se enfríe... de lo contrario, le da reflujo a mi alma. Ops!
Saludos!
Persistentes lectores.
P. D. Quiero un seudónimo. ¿Me sugieren uno?
sábado, 27 de julio de 2019
Life is about being persistent
I promised myself, I would try this one day ...
So, here I go!
It has been tough to choose the subject, because somehow, I need to speak fluently and feel comfortable.
I love rainy days, but gray days make life sad, sometimes. Our mission is to always add color! However, for some it is easier than for others.
When it's a gray day, I sing. Wait a minute ... I sing all the time! In the office, before I go to sleep, when I am writing and so on. It is like freeing my soul. In this way, it never rains in the bottom of my heart.
Do you have any single way to stop the rain in your life? The rainbows are persistent, they just have to wait for the rain to stop to appear in the sky!
In fact, for me, being persistent is a very important thing. Life is about being persistent in everything. It's not about being conformist or stubborn ... it's just that ... be persistent in achieving what you want!
This brief message may be useful for you, but tonight I needed it more than I thought! That's for sure.
Bye everyone!
miércoles, 15 de mayo de 2019
¿Por qué nos cuesta tanto ser simples?
domingo, 24 de marzo de 2019
Tía de tres
Isaac David, Sharon y Cristian Daniel, mis sobrinos. El mayor de ellos, Isaac, es un niño dulce y tierno, brillante. Me hizo tía por primera vez en el año 2010, justo cuando me regresaba a vivir a Medellín. Alguna vez me contó que sueña con ser futbolista, ingeniero como su papá y youtuber. La pequeña Sharon es toda una artista; baila, canta y encanta. Se le ve muy independiente y con convicción, es una líder innata. Y el menor de ellos, Cristian Daniel es toda una adoración.
Me han sacado risas, me han hecho llorar de alegría y orgullo, me han hecho sentir que me quieren, me han dado abrazos de osito, me han puesto a jugar fútbol y tenis en mitad de la sala, me han puesto a ver "Alvin y las ardillas" un par de veces, me han regañado (increíblemente) y me han hecho las preguntas más hermosas; cómo no, si su inocencia está en furor.
Yo soy la tía más feliz recordando nuestras conversaciones y las ocurrencias más hermosas de los tres. En días distintos, algunas de ellas:
1. Un día de vacaciones...
Isaac: Tía, ¿desde cuándo usas gafas?
Vane: Desde que tenía doce años, mi amor
Isaac: Tía, pero es que te veas muy fea con gafas.
Vane: (Asombrada por su sinceridad) Me puedo operar para ya no usarlas más ¿Te parece?
Algunos años después, le cumplí.
2. Un día de mi cumpleaños...
Sharon: Hola tía, feliz tumpleaños!!! (gritos a su alrededor)
Vane: gracias, princesa
Sharon: Tía, ¿de qué vas a celebrar tu cumpleaños? Si quieres, lo puedes celebrar de la doctora juguetes como el mío.
3. Ayer, el más pequeño, repetía la frase que su padre, mi hermano, le había enseñado:
Cristian Daniel: Hoa tía Vane
Vane: Hola mi cielo, ¿Cómo estás?!
Cristian Daniel: Hoa tía Vane!, hoa tía Vane!, hoa tía Vane!, hoa tía Vane!, hoa tía Vane!
Me consumió la ternura y las ganas de correr rápido para ir abrazar a ese peluche de carne y huesitos.
Estos tres pedacitos de cielo crecen cada día en talentos, en ideas, en ocurrencias frente a mi mirada distante. Son mis sobrinos y los amo profundamente. Quiero siempre verlos felices y que sean lo que quieran ser.
Soy una tía feliz, de tres.
lunes, 31 de diciembre de 2018
Oportunidad
miércoles, 19 de diciembre de 2018
¡¿Caerse de amor?!
miércoles, 11 de julio de 2018
Lo conocí en un bar (...)
El cabello detrás de la oreja para descubrir el perfil, la sonrisa, la mirada, las idas frecuentes al baño; todo un ritual para aparecer en el radar. A ver niñas, si el manual de entendimiento de las mujeres aún no está escrito, es sólo porque a los hombres les da pereza redactarlo. Pero tenemos un código de barras completamente descifrable para un buen entendedor.
Pues bien, cuando las miradas se encuentran en ese azar de la noche y ocurre ese nirvana; ya no hay marcha atrás. Shakira tiene una frase que describe perfectamente este momento: "(...) con el fuego por dentro y las hormonas presentes, por la ley del magneto se acercaron los cuerpos..."
Unas manos femeninas que se elevan hasta alcanzar el cuello de su pareja y que permiten una cercanía más íntima, más buscada, un calor que no resulta incómodo; permitiendo al mismo tiempo una mayor libertad para el contoneo de las caderas.
¿Y qué pasa luego de una noche de bar?
A una edad, mayor que mi edad; probablemente un guayabo muy hijuemadre.
domingo, 3 de junio de 2018
Crecer: Mis años maravillosos parte III
Tengo gran facilidad para recordar algunos detalles de todos mis primeros días "importantes". El primer día de universidad no fue la excepción.
Y entonces pienso para mí: ¡¡Hmm la Universidad!! Y se dibuja instantáneamente una sonrisa en mi rostro.
Ese día, mi abuela Diome me levantó a las 4:00 a.m. Desayuné ligeramente y tomé el bus intermunicipal que me llevaría desde Santo Tomás, Atl. a Barranquilla en unos 35 minutos de recorrido. Iba ansiosa para mi primera clase de álgebra y trigonometría muy a las 6:00 a.m. Llevaba una blusa color magenta (para los hombres, el magenta es simplemente un rosado oscuro) de mangas cortas, un jean oscuro, sandalias y portaba el maletín que había sobrevivido el último año escolar. A pesar de que el profesor de esa clase escupía en cantidades industriales, siempre me hice en la primera fila; en honor a la vieja costumbre de "los pequeños adelante, por favor". Llamé a mi mamá tras finalizar la primera jornada, desde mi celular homologado en la compañía Celcaribe, con el minuto a 800 COP. Como comprenderán, había que ahorrar los pormenores.
Me obligo a ir allí con más recuerdos pero mi mente escueta se rehúsa a buscar detalles. De repente, vienen a mi mente en fabuloso cóctel, las madrugadas, las clases, las trasnochadas, el capítulo cerrado del primer amor, mis amigas (ya hoy en día casadas), las rumbas, mi inocencia y mi búsqueda permanente...
Ustedes: ¿Quiénes, Vane?
Cuando hablo en plural, me refiero a mis amigas de Universidad, con las que formé una hermosa amistad. Con ellas, lloré el amor ido, dije improperios pasadita de tragos, tuve largas sesiones hablando de las cosas importantes de la vida a esa edad y también "verifiqué" respuestas en algunos parciales.
Si alguno de mis excompañeros de universidad lee esta entrada, ¿recuerdan en qué materia y porqué hicimos una cadena de oración? Acaba de llegar esa escena a mi mente, súbitamente.
Ustedes otra vez: Vane, ¿Y esa foto qué, por favor?
Corría el año 2006. Una visita de obra a un almacén "olímpico" en construcción en la ciudad de Santa Marta, para el curso de estructuras metálicas. Desde aquél entonces hasta mis días, han cambiado muchísimas cosas, menos el insignificante hecho de que sigo siendo talla 6.
"La la la la la la la la la", medio tono arriba en la escala musical y repita. Todo para conocer mi registro vocal y posición en el coro.
-¿De dónde sacas esa voz, chiquitica?- preguntó.
-Eres soprano, pónte a mi derecha-, añadió.
Vivir lejos de casa, aprender todo lo necesario de la vida; mucho de ello no te lo enseñan en la facultad de ingeniería. Graduarte de la carrera que soñaste estudiar, aprender a solventar situaciones difíciles, conseguir tu primer trabajo, recibir el primer sueldo y derrocharlo con gusto, pagar impuestos, superar el primer retiro, independizarse, "quemar el primer arroz", ser responsable con las salidas a rumbear y aprender a manejar el dinero; aunque mi madre diga que aún no aprendo.
Cierre y fin de la emisión.
¡Saludos a mis lectores amantes de las trilogías!
P.D. Tengo que confesar que no hice ni haré el deber cinéfilo-moral de ver El Señor de los anillos.