domingo, 7 de agosto de 2016

¡Un instante llamado vida!

Quizás en la vida, las personas que más admiramos son aquellas que recorren la milla extra...
Las que se arriesgan a hacer las cosas que nosotros, por la razón que sea, no hacemos.
Hay muchas a mi alrededor, que me inspiran día tras día a ser mejor persona, hermana, hija, amiga y profesional.
Hoy me motiva escribir y compartirles acerca de esta maravillosa oportunidad llamada VIDA. 

La VIDA tiene muchas maneras de vivirse. Aunque en esencia, siempre han sido las mismas.
La diferencia más notoria entre las que experimentaron tus bisabuelos y probablemente tus hijos hoy; radica en algo llamado CELERIDAD. A mi modo de ver.

Probablemente recuerdes que solías ir al colegio y sentir que el tiempo pasaba muy lento. Cada campana de cambio de clase era eterno y las clases terminadas en un "eso lo vemos la próxima clase" no eran problema. Eras un niño(a), no había afán, aunque sí obligaciones.
En el mismo contexto, soportando un calor infernal, las niñas debíamos uniformarnos con un vestido azul y blanco a cuadros (en mi caso), con el "ruedo" debajo de la rodilla. Asistir a cada sesión de clase, con la cara lavada, sin rímel, sin polvo compacto para "cubrir el cutis graso" y mucho menos retoques después del descanso. Insisto, fui de la generación (hoy casi extinta) que fue al colegio a estudiar, a aprender, a jugar y a hacer amigos; vestida como niña, con actitud de niña y cara de niña.

Viste a tus padres llegar a casa a almorzar, compartir contigo, "echar la siesta correspondiente" y volver a trabajar. Su trabajo, posiblemente, siempre fue el mismo y sus funciones, me atrevo a asegurar que también las mismas...
Viste a parejas de novios "tipo bon bril" cuyas relaciones resistieron muchos cumpleaños y navidades, "aún con la expectativa del postre". También, a mucha gente casarse y tener hijos en la "teórica edad de casarse y tener hijos", por razones diferentes: amor, compromiso, convicción o tradición.

Tras los ejemplos, ¿Por qué creo entonces que es cuestión de celeridad?

Porque la generación que hoy ostenta el título de los "titantos" y algunas excepciones sabe que la vida ocurre en un instante. Son conscientes de que el tránsito por este mundo dura poco tiempo.
Tienen hambre y sed de experiencias y sin mayores inconvenientes ejecutan planes sin grandes cantidades de dinero invertido y sin considerar el menor de los prejuicios o riesgos.
No se preocupan por vivir su vida de acuerdo con prototipos, la viven como quieren y con lo que ellos consideran importante, y ya está.

Sencillo, si van a la Universidad, sólo prestan atención a la línea de acción o investigación que les gusta.
Si están en una relación de pareja (homo o heterosexual), no demoran tanto recorriendo el camino del noviazgo ¿para qué? se van a a vivir juntos o se casan. ¡Si se aburren, pues adiós! Ni hablar de los que emprenden negocios juntos en esta etapa...
Si llevan más de un año en un empleo ejecutando las mismas funciones, ¡Ay, ya me aburrí! ¡Esto no es lo mío, quiero probar otra cosa!

Es la misma vida, pero vivida al límite, como si cargaran con la muerte al hombro. 
Es sin ánimo de criticar o polemizar.
Esto es producto de una tarde de reflexión acerca de este efímero transitar terrenal... ¡Finalmente, nadie saldrá vivo de esta vaina!