lunes, 31 de diciembre de 2018

Oportunidad

Este es probablemente uno de esos fin de año que nunca olvidaré, que guardaré como tesoro en la maleta de mis años vividos, que siempre cuenta con espacios suficientes para llenarse de experiencias nuevas  y enriquecedoras.
Marcado con la etiqueta de "oportunidad", el año 2018 fue un trayecto recorrido hacia un claro propósito, caminado sin atajos, saludando y estrechando lazos  con la nueva gente que encontraba a mi paso, aprendiendo lecciones valiosas; esas que solo se arraigan en el asidero de las reflexiones, cuando un buen amigo te las lanza a la cara bondadosamente.
Indudablemente, caminado a mi propio ritmo, para algunos lento, para otros, rápido; para mí, el mío. Quizás, no con el afán de años anteriores, sino con la convicción de los maduros que, inexorablemente se asoman a mi ventana.
¿Por qué llamé "oportunidad" a este trayecto? Porqué Dios, la vida y mis acciones me llevaron a lugares donde confluyeron el tiempo, el espacio y las personas correctas en el momento indicado; favoreciendo escenarios exitosos, que me han regalado mucha felicidad.
Es el último día del año 2018, llueve intensamente a esta hora. Desde  la ventana de un piso 17 miro la ciudad que nunca duerme, mermar su rutina, bajar sus revoluciones, bajo un cielo completamente encapotado y yo me dispongo a cerrar este ciclo de forma distinta, en un lugar mágico y con una compañía maravillosa. 
Tomo el papel y esfero del hotel, sentada en un confortable sofá y me animo a escribo el borrador de estas letras virtuales para compartir con mis lectores, sin olvidarme de agradecerle a la vida, todo lo mágica que ha sido conmigo, las personas que me permitió conocer, los retos nuevos que asumí y todo lo que aprendí. Cuán agradecida me siento por ello. Mi familia siempre presente en mi corazón.
Este fin de año ha sido especial, entre muchas otras cosas, por el viaje que hice rumbo norte para conocer la nieve... Esta vez no ha sido. Sin embargo, eso no me desanima, sé que el próximo año 2019, me acompañará un nuevo y más grande equipaje al que desde ya llamo VALENTÍA.
Un exitoso año nuevo 2019...
Un abrazo fuerte para todos.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

¡¿Caerse de amor?!

Muchas ideas hicieron ronda en mi cabeza para encontrar el tema de "regreso". 
Confieso que solo escribo cuando llega la inspiración y ésta, en ocasiones, es esquiva; probablemente porque no encuentra la incubadora del tamaño adecuado.

Retomo el borrador de esta que será la  primera entrada del año 2019, con mi mirada clavada desde la ventana 10A a los recuerdos de un lindo 2018. 
Simultáneamente acomodo mi maravilloso compañero de este viaje "el olor de la guayaba", mientras espero que la auxiliar del vuelo comercial AM419, regrese con mi botana, pues muero de hambre; luego de dejar el alma desocupada en el sitio de origen.

Guardaba esta entrada en la bolsa de los drafts, esperando mejorarla o sentirme un poco más en sintonía para escribir acerca de ello. Probablemente esta no es la mejor versión, pero sí las letras que mis manos desoladas desean escribir hoy, ahora.

Sé que el título suena un tanto paradójico pues recrea la combinación de dos escenarios opuestos; caerse, esencialmente no es algo agradable pero, ¿y el amor? ése es muy bueno, cuando es del bueno.

Entonces, ¿de qué va esta imagen con el título? Sencillo.
La criatura salta y uno inmediatamente supone que se va a caer por lo diminuto de su corporalidad y su escasa habilidad; pero, aparentemente esto no es importante para él.
Significa que ha asumido UN RIESGO.
Tiene miedo de estampar su cara en el piso, pero se lanza firme en su propósito...
Eleva sus pies de la superficie segura y estable, se impulsa y allí va...
Abre sus brazos y vuela, sintiéndose ligero y cómodo; siendo con el aire un binomio perfecto.
Esto resume todo lo que uno siente cuando se LANZA a amar, cuando se dedica a la propia felicidad, olvidando lo que puedan sentir o pensar otras personas.

Un RIESGO sí, de empezar de cero, de conocerse, de acoplarse, de entenderse y empezar a amarse.

El miedo a lo desconocido comienza a florecer...
La sensación de estar vulnerable frente a ciertas situaciones...
Las ganas de dar, de abrir el corazón, de exponer el alma.
Realmente no importa mucho el cómo, o el dónde vas a caer... el final es inminente-, aunque con un sentido diferente.

Los angloparlantes le llaman a este sentimiento FALL IN LOVE...
Y es que enamorarse, indudablemente, es caerse... Algunos se dan de jeta, otros quizás por experiencias  pasadas, se miden y son un poco más cautos; yo prefiero volar como el pequeño.

P.D. Espero que hagan de todas sus metas y propósitos una realidad en este nuevo año.
¡A mí me espera una tesis por terminar!