domingo, 30 de octubre de 2016

"Es que no te las sabés todas"

¿Consuelo de muchos? Si Usted ha sentido un ligero alivio, en algún momento de su vida, con la cita: "Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil"; bienvenido al club. Usted es de los míos.



Esta frase ha sido atribuida en muchas ocasiones a Albert Einstein. Sin embargo, no existe una evidencia sustantiva de ello, a juzgar por su historial en Princeton.
Todos ignoramos algo, en cualquier medida, en cualquier área. Si te propones hacer una lista de las cosas que ignoras, en diferentes disciplinas, probablemente no la acabarías fácilmente si consideras aquellos temas que aún son motivo de estudio o que constituirán la brillante idea de alguien más en un momento "inspirador".
Se me ocurre justo ahora pensar en si existen lugares o espacios ideales para incubar ideas brillantes. ¡Me pregunto cuántas ideas se habrán fraguado en un trono de porcelana!

El título de esta entrada escrito en "español paisa" tuvo un escenario real. De hecho, creo que ha sido pronunciada y escuchada por muchos, en alguna eventualidad. Para algunos, es una sentencia que golpea directamente en el ego. Y en esto, hay mucho de cierto.
Desde una perspectiva sicológica, el ego puede definirse como el orgullo que se siente sobre uno mismo. Pensamientos tales como "mi vida", "mis triunfos", "Yo hice", etc. proceden del ego. 

Considero que cada quien debe tener un nivel adecuado de ego. "Adecuado" podría significar para ciertos individuos "muy alto" y para otros "muy bajo". Y por supuesto, hay una fuerte conexión con la autoestima. Es más, en el lenguaje coloquial, se considera que el ego suele ser un exceso de autoestima.

Moverse en los terrenos del ego con norte y sin mesura, tarde o temprano, conduce a la arrogancia. De hecho, es muy corta la distancia que las separa. Me atrevería a asegurar que quienes se arriesgan a acortarla, es porque necesitan con urgencia un cierto nivel de reconocimiento o atención; premisa que los convierte paradójicamente, en individuos portadores de un bajo nivel de autoestima. Esto es mi percepción.

Hay quiénes les cuesta decir: "No sé" y prefieren salir del paso acudiendo a alguna frase del baúl "confunde y reinarás", aprovechando la ingenuidad o la ignorancia de su interlocutor. ¿Por qué creerían algunos que en esto hay algo de malo? Malo, sería permanecer en la duda, no ser autodidacta o no autoflagelarse con la frase: "Yo sé quién sabe lo que Yo no sé". 

Entonces haz un alto en el camino...

¡Aprende a vivir tu vida y a disfrutar tus éxitos sin esperar a recibir aplausos!
¡Llena tu carreta de acciones y pensamientos positivos!

martes, 18 de octubre de 2016

Y si teniendo limones, ¿no hiciste limonada?

Está claro que a la repartición de talentos llegamos todos, unos madrugaron y otros llegamos tarde; pero a nadie le guardaron puesto y menos, se le permitió colarse en la fila.

Con lo anterior me refiero exclusivamente al momento de la vida en el que se desarrolla el talento y no a la calidad del talento otorgado en virtud de la hora de llegada...

Muchos coincidimos en que puedes ser más feliz estudiando o trabajando en aquello para lo cual tienes ciertas aptitudes y más aún, disfrutas haciéndolo. 
Probablemente has llegado a ese momento de tu vida en el que te cuestionas el hecho de no haber estudiado una carrera diferente a la que estudiaste, por muchas razones: Quizás porque ves cómo otras profesiones se lucran mejor, consiguen empleo más rápidamente o tienen una mejor proyección a nivel internacional.

Es increíble pensar cómo aún hoy, muchas profesiones siguen perteneciendo al grupo denominado "al margen de la tradición". Pero es aún más increíble, que habiendo adeptos a este grupo, muchos prefieran tomar un rumbo alternativo. En palabras  un poco más ortodoxas que las del acuerdo de paz: algunos amantes de la música, los deportes, la historia, la danza, la literatura y otras artes huyen confundidos a recorrer los caminos más transitados.
¿Y por qué ocurre esto? Porque en muchas ocasiones, las personas no conocen "la calidad de sus limones".

En ocasiones, hay quienes se ven forzados a hacerlo para no defraudar a alguno de sus padres por el hecho de no dejar morir una tradición. ¿Un vistazo a su futuro? Seres inertes "calientasillas" en sus puestos de trabajo, que responden siempre lo que su jefe desea escuchar, que no se sienten motivados, que cuentan los minutos para el fin de la jornada laboral o procuran quedarse más tiempo en la oficina "porque quiero que vean que tengo mucho trabajo". Una de dos opciones, necesitas una asistente o no eres lo suficientemente productivo. Y déjame decirte estimado lector, que la productividad es una variable dependiente de la pasión que sientes por tu trabajo.

Hace poco más de dos meses tuvieron lugar en la ciudad de Río de Janeiro, los Juegos Olímpicos, con una participación histórica de Colombia. 
Debo confesar que derramé algunas lágrimas de ajena felicidad al ver la tricolor (sin estrellas y sin escudo) alzarse en lo más alto del podio en muchas disciplinas, gracias a la participación de estos atletas.

Y pienso a cuántos de esos hoy vanagloriados Colombianos, les dijeron que el deporte no los llevaría lejos... De haber sido obsecuentes, ¿Sería igual de exitosa y feliz una doctora Pajón? o una ¿Ingeniera Ibargüen (aunque de hecho es enfermera)?
El factor común es sin duda alguna, que desarrollaron y perfeccionaron su técnica porque quisieron hacerlo: ¡Sienten pasión por lo que hacen! ¡Ellos hicieron limonada!, absolutamente.

Ahora, busca dentro de ti...
¿Tú de qué vas?

sábado, 1 de octubre de 2016

La Sociedad de los poetas defraudados.

Hace un par de semanas, leí en un artículo que de acuerdo con un importante estudio, las personas estamos perdiendo la capacidad de amar. Así de importante es el estudio que no logré identificarlo con sus palabras claves en reconocidas bases de datos de artículos científicos.

Ahondé un poco y encontré que la alexitimia es un trastorno neurológico que impide a las personas afectadas identificar las emociones que experimentan, así como expresarlas verbalmente.

Sin embargo, eso no es lo que me motiva a escribir hoy...
Hoy quiero reflexionar acerca del porqué se ha perdido el interés por el amor y el romanticismo. ¿El culpable? A mi juicio, un tipo de tecnología en particular. Algunos estarán en contra de mi punto de vista, destacando los muchos beneficios que esta trajo consigo. Eso está bien, pero hoy, hablaré de uno de sus perjuicios.

Un recuerdo pasea por mi mente justo ahora y es el de la imagen de mi abuelo materno. Su manera de comunicarse con mi abuela era a través de cartas, y al dirigirse a ella firmaba como: "Tu afectísimo". Era la época dorada de la Urbanidad de Carreño, en la que los caballeros se quitaban su sombrero para saludar a las damas, abrían para ellas la puerta de sus vehículos, ellas lucían impecablemente sus ropas y se asistía a la Iglesia todos los domingos usando las mejores galas. Corrían los años 40.

Y es que la labor de cortejar, por mucho tiempo, ha sido responsabilidad de los hombres. Esta "responsabilidad" ha superado ciertos obstáculos que han venido variando con el tiempo. Podría empezar por decir que ante un evento nocturno, los caballeros inicialmente debían recoger a la dama en la puerta de su casa a sabiendas de ser vigilado y cuestionado por el futuro suegro, hacer visita dominical hasta las 6:00 p.m., rodeado de la cúpula mayor (tías, primos, padres y hermanos celosos) ubicada estratégicamente en forma intercalada en el adorable sofá.

Décadas después, ya no es tan necesario aquello de recogerla en casa para una fiesta, pero sí es bueno que lo presente a los padres, por aquello de "saber quién es ese muchacho, mija y conocer sus intenciones".

¿Hoy? 
Pues muy bien, con el detalle que me caracteriza, procedo a describir a los futuros padres de la patria por este lado del mundo.
Sentada en el bus por nueve minutos (lo que se demora la ruta 31 en llegar a TAMU), recorro visualmente las siluetas masculinas y femeninas. El clima por ésta época es perfecto para usar bermudas, camisetas ligeras y sandalias. Llevar el cabello algo desprolijo en las chicas y sólo un poco mejor en los chicos. Sin embargo, tras la superficialidad de mi primera vista, encuentro común una postura incómoda pero al parecer, satisfactoria al mismo tiempo. La he llamado "síndrome de Quasimodo". Para algunos el apelativo aplica más allá de la postura. Una mirada sigilosa al quasimodo a mi izquierda y ¿qué advierto?... Nada. El hombre "que sospecha" escribe en su idioma nativo. Mala suerte.

¿Y a qué tecnología en particular me refiero? Resulta que un celular con el paquete de redes sociales incluido te abre un maravilloso mundo de posibilidades en este tema. No solo nacionales sino in-ter-na-cio-na-les. 
¿Quieres saber si hay chicas lindas alrededor?  La respuesta es Tinder
¿Quieres saber su historial en el amor? La respuesta es "stalking" su facebook o instagram
¿Quieres llamarla y no tienes minutos? Problema resuelto: facetime, whatsapp, msn facebook, line, hangouts, viber y otras. 
Esta la supe hace poco, ¿quieres escribirle sin que ella pueda ver tu foto de perfil en Whatsapp? No la agregues a tus contactos.
¿Y la cereza del pastel? Hace unos días, a una amiga, cuya identidad protejo, le escribieron por Whatsapp que querían tener sexo con ella. ¿Adónde carajos se fue la galantería?

No es que esto esté mal. Me pregunto por qué enviar besos en emoticones cuando puedes darlos, por qué colocar una carita triste cuando puedes salir a la calle y tomarte un café con un amigo y sentirte mejor, por qué escribir ¡feliz cumpleaños! en el muro de facebook de tu mejor amigo cuando viviendo en la misma ciudad puedes celebrarlo con él. Es que esta tecnología nos ha convertido en seres insensibles al amor. Y algo que surgió con el objetivo de acortar distancias, en esencia; nos aísla cada día más.

¡Arquímedes perdóname! Pero esta generación te ha parafraseado así: "Dame señal wi-fi y moveré el mundo".