sábado, 3 de junio de 2017

¡Halá Madrid!

Si Usted, hincha madridista, cometió el garrafal error de abrir este enlace, bien pueda vuelva a sus actividades de celebración. Esta entrada no es para Usted. Esta no es una oda al Real Madrid, ni más faltaba aquí en mi muro... ah no, que esto no es facebook. 


Presiento que me voy a meter en problemas más que sustanciales, sobretodo porque hoy es la final de... ¿de qué?
Sin embargo, no pretendo menoscabar el sentimiento y la pasión que producen, el accionar de 22 individuos foráneos detrás de una esférica en un rectángulo con un área promedio de 7 297 metros cuadrados, en el arquetipo del colombiano promedio... 
Sí, me voy a meter en el pueril terreno futbolístico, aunque solo por "los la'itos", para no descontarle seguidores masculinos a este incipiente canal.
Bueno, ya que arranqué mal, ¡mejor, aceleremos el paso!

Como HOY, la zona de noticias en mis redes sociales se encuentra atiborrada de sentimientos dicotómicos: por un lado los felices ganadores y por el otro los tristes y desconsolados perdedores, me animé a escribir esto. Y cuando uno quiere criticar la enajenación del fútbol, Borges aparece como una opción para legitimar el discurso, algunos podrían considerar esta una diatriba futbolística; mientras que yo lo llamo: uso del tiempo disponible para disfrutar de un cafecito caliente y del olor a fuerte lluvia por estos lados.

Ahora bien, no es que no me guste el fútbol. De hecho, sí me gusta y lo disfruto, además entiendo algunas jugadas y las penalidades, y he ido al estadio tantas veces como a conciertos. Solamente pretendo encontrar una explicación medianamente razonable para que una porción de esta conurbación suramericana se sienta saciada y manifieste una pasión desmesurada cada vez que tiene lugar un encuentro futbolístico entre dos equipos internacionales (resérvese el derecho de colocar la llave que mejor le parezca).

Pensando en el siguiente párrafo, intento responder el interrogante menos que superficial, dejado al garete, y con toda la intención, para que los fanáticos de las diferentes ligas española, italiana, la premier de Inglaterra, bundesliga, entre otras; me ayuden a responder.

¿Cuándo veremos a un italiano hincha del Cúcuta deportivo, o del América de Cali? ¿Cuándo a un francés enardecido cantando ¡grita el pueblo clamoroso, viva el...? Puras entelequias, ¿no crees?
No falta el aficionado que hoy, mañana y hasta la siguiente oportunidad,  salude diciendo en español madridista: ¡Enhorabuena! o aludiendo a las raíces árabes: ¡Halá Madrid! como he titulado ¿esta entrada?

Yo amante del fútbol extranjero no soy, ni mucho menos. Quizás, la relación más cercana que tuve con él, es que admití en cierta ocasión que me encantaba el Galatasaray, pero solo por ser una palabra que registra una sonoridad agradable a mis oídos (¿acaso qué otra palabra tendrá la vocal -a- consecutivamente repetida en sus sílabas?). Pero obvio, que me gusta ver jugar a mi Selección Colombia, y admirar a las viejas glorias y sus triunfos importantes obtenidos, en otrora.

No es que les vaya a dejar tarea, tampoco. Por supuesto que tengo muchos amigos, conocidos y familiares que son fanáticos de cualquiera de los equipos que participan en las ligas anteriormente mencionadas. Por ellos justamente es que conozco, que son fanáticos, solo porque admiran ver un buen partido de fútbol.

Y hasta aquí mi profunda reflexión sabatina... Tampoco es que haya mucho qué decir al respecto.

Si Usted fue el necio o curioso que leyó esta entrada hasta el final, sírvase por favor dejar el comentario que me permita dilucidar este cuestionamiento, que muy probablemente, no sea solo mío. Ahórrese groserías también. Más se demora usted en escribir, que yo en borrar.
Atentamente: La administradora de este canal.

¡Saludos a mis lectores!
P. D. ¿Quedarán?