sábado, 30 de diciembre de 2017

La pesada carga de cada "año-nuevo"


De las responsabilidades, sueños, retos, proyectos y nuevos amores que somos capaces de poner en el lomo de los años, cada fin de año.

Corren no, vuelan literalmente, los días de diciembre, luego de un noviembre monumentalmente "dejado en visto". Las ciudades bajan su ritmo, todos los asuntos "importantes" dan espera, la gente sonríe, los niños son más felices, las familias se reúnen, nadie se queja del dinero que falta y los centros comerciales se atiborran de parroquianos desesperados por aprovechar los precios de temporada. En contraste, firmas de autorización velozmente van y vienen en los despachos de quiénes fijan nuestros impuestos, contratos se adjudican "dedocráticamente" mientras que el pueblo vive en el circo, y el salario base mensual se minimiza hasta el grado de paupérrimo.

Su nombre es año y su apellido nuevo. Es pariente y amigo de todos. Y por eso, nos sentimos con la autoridad moral de cargar en el lomo de este sujeto humanizado todas las expectativas de vida y obra consagradas en una caprichosa y desesperada lista de deseos. El por-siempre popular propósito de adelgazar o ir al gimnasio olvidado rápidamente en el segundo trimestre del año, carro nuevo, casa propia, trabajo o estudio y el soñado -viajecito-. La lista anterior tiene sus respectivos "cambio de". 

Pregunto yo, ¿piensan ustedes, en algún momento en embellecerse interiormente, alimentar el espíritu, decorar el alma, ser mejor personas?
Personalmente, luego de algunas metas ya cumplidas, es el propósito más recurrente en mi lista de deseos para cada nuevo año. Al final, realizo un autoexamen y no siempre me va bien.

Y como todos los años, desde hace poco más de un lustro, dedico este día a redactar la carta con mis propósitos para el año nuevo. Debo decir, que el 2017 fue un año maravilloso para mi, lleno de muchas experiencias positivas, de sueños cumplidos, de personas invaluables y de amistades sinceras. El año que toca a la puerta, será uno lleno de retos más ambiciosos, de felicidad plena, de libertad y de muchas sonrisas.

P. D. Aunque, por obvias razones, la foto no lo evidencia cuando la registré, las carcajadas de la pequeña corriendo detrás de las palomas eran estruendosamente hermosas. Ciertamente, es algo contradictorio el adjetivo que empleo aquí. Pero es verdad, eran carcajadas llenas de felicidad, libertad, sencillez y naturalidad... de niñez.

Que el año nuevo no se nos escape como las palomas de las manos de la pequeña, sin vivir y disfrutar cada día, sin sonreír por lo menos una vez, sin ser felices. Al final, ¡todo pasa!

¡Feliz año nuevo a mis viejos y nuevos lectores!


domingo, 3 de diciembre de 2017

¿Qué viene después de un sueño cumplido?

¿Sentarse a vivir de su gloria?
¿Buscar nuevos horizontes?
¿Apagar e irse?
¿Next en el bucket-list?

Posiblemente todos hemos pensado en todas estas respuestas en algún punto del camino de la vida.

Posiblemente todos, hemos sido sacudidos justo allí, por la búsqueda del propósito para el cual hemos venido a este mundo
Y entonces hemos dicho: ¿hasta aquí llegué o quiero ir por más?

Soñar, es prolongar los anhelos conscientes en un estado inconsciente. Sin embargo, para hacer realidad los sueños, se necesita mucho más que la conciencia y un simple anhelo.

Hay quienes defienden que soñar es gratis y en efecto, lo es. Es una delicia poder transportarte a lugares fantásticos, acompañado de las personas amadas, o a situaciones de éxito que te gustaría trasladar a la realidad.

No obstante, hay sueños, que se  convierten más en propósitos de vida que en la simple ejecución de varias "realidades virtuales" de corta duración.
La consolidación de una empresa propia, vivir en otro país, tener mucho dinero, comprar una vivienda, ser reconocido, ser famoso, tener éxito o tener una bonita familia; podrían ser solamente algunos de ellos.

La cima en cada meta o realización personal, es precisamente personal. Nadie te preguntará o cerciorará, si es que acaso vas o vienes de regreso de la cima, si te rendiste en el camino o te sentaste a descansar por algunos instantes. Es por eso, que no hay sueños grandes ni pequeños; lo son solo para ti, porque son tuyos. Tú los cultivaste, por lo tanto, tú eres el encargado de ir tras ellos.

Que nadie te diga que te queda grande la meta. Sin embargo, aprende a ser consciente de tus limitaciones y trabaja en ellas.

¡Justo a esta hora, alguien está trabajando fuerte para cumplir su sueño!
Tu hora no llega de la noche a la mañana... ¡la eliges tú!
Tu cima tampoco está a la vuelta de la esquina... ¡la fijas tú!
Grande o pequeño, importante o insignificante para alguien más, es tu SUEÑO.

¿Qué viene después?
Esto también... ¡lo decides tú!

¡Saludos a mis soñadores lectores!