sábado, 22 de abril de 2017

El hábito ¿hace? al monje

Pese a ser considerada una novela corta propicia para la audiencia infantil, "El Principito" de Saint-Exupery ofrece a sus muchos lectores profundas reflexiones acerca de la vida y la filosofía del existencialismo y además, fuertes críticas escondidas en metáforas de todos los hechos "importantes" que consideramos los adultos.


"Este astrónomo hizo una gran demostración de su descubrimiento en un Congreso Internacional de Astronomía. Pero nadie le creyó a causa de su manera de vestir. Las personas mayores son así. Felizmente para la reputación del asteroide B-612, un dictador turco impuso a su pueblo, bajo pena de muerte, el vestido a la europea. Entonces el astrónomo volvió a dar cuenta de su descubrimiento en 1920 y como lucía un traje muy elegante, todo el mundo aceptó su demostración (...)"

Es probablemente una de las muchas enseñanzas que más me gusta de esta historia, quizás, porque este capítulo se desarrolla en un escenario que para mi resulta familiar y al mismo tiempo, apasionante

Con frecuencia, solemos emitir juicios a priori sobre el valor de ciertas personas, considerando el simple hecho de su apariencia física y damos poca o nula credibilidad al discurso de un desprolijo orador o interlocutor que tiene, a nuestro modo de ver, "pinta de todo" menos de ser una persona a la que podamos creerle lo que dice.

Inverosímil o no, alguien me refirió este comentario hace unos cuantos años atrás: "Los caballeros se reconocen por su reloj y las damas por su perfume". El contexto en el cual afirmó esto, encaja perfectamente con la escena presentada en el cuento de El Principito. Este es, tristemente, un paradigma que cobija la realidad de la cultura popular en muchas ciudades de Colombia, pero me atrevería a decir, que aún más las del Caribe. Y es que la mitad de mis años vividos ha transcurrido principalmente entre dos ciudades caribeñas; entonces hablo con criterio suficiente, cuando expreso mi opinión al respecto. Ahora bien, como en todos los escenarios, este tiene por supuesto, sus claras excepciones.

Hace pocos meses se volvió viral en redes sociales el video de un habitante de calle tocando una cadenciosa melodía en un piano que se encontraba separado de su intérprete por una reja. Recuerdo haber leído más comentarios relacionados con su aspecto físico y la lástima que generaba, que con la virtuosidad de su presentación. Se trataba de un ex integrante de un reconocido grupo de salsa colombiano.

¿Hacia dónde quiero enfocar mi reflexión? Un detallado bordado de cocodrilo, una pantera, un jinete, un águila, un alce, qué sé yo, quizás unas simples iniciales o prácticamente una diminuta bandera tricolor delicadamente confeccionados al lado derecho o izquierdo de tus prendas de vestir, no te harán ser más profesional; probablemente parecer, si es que a eso aspiras. ¿Consideras que con lo que sabes y puedes demostrar no es suficiente? En la misma línea, un reloj de 1000 dólares marca la misma hora que uno de 100, unas zapatillas de 300 pisan el mismo pavimento que sus homólogas de 30 y el vehículo con el emblema de "el espíritu del éxtasis" se detiene en el mismo semáforo que el del rombo plateado. ¿Entonces? 

No pretendo condenar con esto a quienes les gusta ir por la vida mostrando etiquetas - de carro, ropa interior, perfume, reloj, zapatos, etc.- Son plenamente libres para hacer lo que tengan a bien. El hecho radica en creer que esta serie de detalles completamente superfluos se convertirán en tu marca personal, en casi un segundo apellido o en el prefijo de tu tarjeta de presentación.

Los invito a reflexionar por un momento en esta cita que se le atribuye a Sabina y que quiero parafrasear para así contextualizar: "Lucirás todo lo guapa(o) que quieras forrada(o) en tu mejor estuche, pero si el mundo fuera ciego, ¿a cuántas personas impresionarías?"

¡Mira la esencia, no las apariencias...
que todo entra por los ojos dicen los superficiales,
lo que hay adentro es lo que vale! 
(dílo cantando si la reconociste)

¡Saludos a mis habitu-ales lectores!


3 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con tu reflexión.
    A propósito del principito, es mi libro favorito. No se si Alvarito recuerde la explicación que dió a los adultos cuando murió Lina, a quien meses antes le había leído el cuento en Medellín y ella a su vez se lo contó a él. El pasaje al que me refiero es el encuentro entre la serpiente y el principito.

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  2. De acuerdo, dandonos la oportunidad de no prejuzgar, de estar abiertos y simplemente escuchar y observar más allá de las apariencias, conócenos verdaderamente a las personas y su interior que es el que perdura.

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