jueves, 15 de septiembre de 2016

De primeras impresiones ...

Siempre la gente suele cuestionarse por las primeras impresiones... Con respecto a los lugares visitados, las personas que recién conoces, en fin.
He contado con la dicha de asignarle una buena calificación en la primera impresión a las personas que considero estimadas.

Alguien a quien aprecio mucho, una vez me dijo que parezco una abuelita. Con qué intención lo diría en aquél entonces, no lo sé, pero hoy doy crédito a sus palabras. Pues bien, sentada en el asiento medular del avión no contuve los letreros y procedí a iniciar conversación con mi compañera de vuelo a mi diestra. Por su aparente corta edad le pregunté, ¿y qué vas a hacer a los Estados Unidos? Pertenezco al programa Au pair, me dijo. Y me resumió su vida y sus hazañas en el tiempo en que la asistente de vuelo nos traía a ambas auriculares para ver películas.

En tres horas y media de vuelo pude ver películas, pensar y elevarme...
Avión en tierra, miedos en la maleta y un inmediato cambio de chip. Formada en fila, espero mi turno... Y sí, no fui la primera mucho menos seré la última persona a la que le digan: ¡Welcome to the United States! ¿Y quién me lo dijo esta vez? Un afroamericano con acento pueltoliqueño, tú sabes, de los que te llaman pa' atrás, en fin. Su cara cual caja fuerte, muy hermética por fuera pero con una sonrisa que guarda millones de alegrías por dentro. Me habló de su hija, de sus nietos, de lo feliz que se siente en este país que le ha dado todo.

Y una vez en Houston, me recibieron dos colombianas encantadoras, con tantas experiencias e historias maravillosas en su palmarés (tras los juegos Olímpicos, me encantó esta palabra). Una ciudad de amplias carreteras, enormes centros comerciales, muy organizada, varios acentos, refugio de mil nacionalidades y con cero complicaciones. 
¡Esta promete ser una experiencia única!

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