martes, 7 de febrero de 2017

Caracteres y emoticones: ¡Así nos comunicamos!

Es indiscutible que la era de la comunicación, en sus formas escrita y gráfica, hoy se mide en caracteres, imágenes, memes y chats instantáneos. Caso particular de ello, y solo por citar un ejemplo, es que asuntos de carácter administrativo, político, social y económico se manejan con absoluta ligereza vía twitter. Y esto ocurre en todas las esferas, desde las consabidas diatribas nacionales en el par Petro-Peñalosa y Uribe-Santos hasta las internacionales en la dupla Trump-Peña Nieto.

Algo positivo es que, definitivamente, la mayoría de las personas ya cuenta con perfiles en las diferentes redes sociales y puede expresar su opinión libremente, así esta venga acompañada ocasionalmente con palabras soeces, mala redacción y faltas de ortografía.
Sin embargo, esta cercanía entre el ciudadano y el gobernante, entre el trabajador y su jefe, también se ha prestado para que en más de una ocasión, el irrespeto y el abuso de confianza hagan su aparición; por no saber diferenciar los espacios y los tiempos en las conversaciones.

Ahora bien, si tomamos como referencia el medio más popular de interacción que es la aplicación Whatsapp, el tono y la intención cambian un poco. Puedes compartir toda clase de vídeos, fotografías, audios y mensajes en chats grupales con tus familiares, amigos, pareja, excompañeros de colegio o universidad, jefes, directores de tesis, e incluso puedes organizar eventos en los que todo el mundo o "participante de grupo" se da por enterado simultáneamente.

¡¡¡Y hay cada ejemplo!!! Me reservo el derecho de citar dos casos puntuales:

Por lo general, en los grupos familiares, no falta la tía o el tío que tarda 20 segundos sólo para escribir: "hola", el primo que arma el paseo, la sobrina que comparte la oración para dar gracias, el ahijado que envía el mensaje positivo, las felicitaciones por cumpleaños o las muy en tendencia "fake-news". Además de compartir las fotos de sus hijos y las de los hijos de sus hijos.

No sé si a ustedes les pasó esto en su infancia, aclaro que a mí sí, y es que en algún momento nuestros padres y familiares cercanos, fueron el referente de conocimiento absoluto. No había efemérides, concepto, diligencia, remedio casero, pregunta del "sabelotodo" o palabra del crucigrama dominical que mi mamá no supiera. A propósito, todavía para mi mamá, el Vick Vaporub es ¡la caricia que alivia!
Lo curioso es que estos grupos de Whatsapp nos quitan la venda de los ojos. Ellos también se equivocan al escribir ciertas palabras y efectivamente, no se las saben todas. ¡Vaya pues Usted a corregirlos!

Por el lado de los grupos con amigos (aplica para excompañeros de colegio y universidad), y los que estamos encaramados en la "litera de los 30", las sorpresas son aún mayores. Pasa que cada conversación es como un tornado de emociones que te lleva al presente y al pasado tan rápido como escribas. Crees estar conversando con los mismos chiquillos de 11, 12 o 13 años algunas veces; y otras con personas que increíblemente se desempeñan en actividades que nunca hubieras imaginado para ellos. Tantas historias por recordar, otras por preguntar: "¿Qué fue de la vida de...?", "¿Dónde vive fulanito?", "¿Ya se casó Sutanito?", "¿Este sigue enamorado de aquella?", "¿Tú para cuándo?", "¿Ya tienes hijos?" etc, etc.

Sin duda alguna, ¡esta es la era de la comunicación escrita! Procura no olvidar la oral. Decir te quiero, no es lo mismo que escribir te quiero; con el primero siempre habrá más cómplices: tus ojos... sus ojos!

¡Saludos, a mis "comunicativos" lectores!







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