miércoles, 6 de julio de 2016

¡Si no lo admiras, déjalo ir!

Hoy me inspira el tema de las relaciones de pareja. Y lo traigo, no precisamente porque mi experiencia sea amplia al respecto; sino porque no es mi deseo experimentar los muchos errores disponibles en el mercado de los sentimientos.
¡Hoy! que corren los días de los "te amo" quincenales, de noches furtivas, de matrimonios y noviazgos felices por redes sociales y más...

Hay muchas cosas en la vida que inexorablemente se dan por etapas. No puedes correr si antes no caminaste, no puedes ir a la Universidad, sin haber pasado por el colegio y no podrías llegar a la conclusión de comprometerte sentimentalmente con alguien, sin haber experimentado los "gratos" errores del pasado.

Conozco relaciones de muchos años y también de pocos meses y la diferencia no se resume en que los primeros se amen como hermanos y los segundos como amantes. 
Todo sigue entrando por los ojos; ¡no creerás que tu abuela se enamoró de la ternura de tu abuelo! La cuestión radica en cómo se decanta el amor y de eso, ellos sí nos dan cátedra.

Tengo que decir y ahora sí a modo personal, que si no sientes admiración hacia tu pareja, una vez que el amor se transforme (porque sí sucede), te encontrarás aburrida y probablemente tengas que recurrir a las extrañas "jaquecas" a la hora de dormir, al cansancio por el trabajo, y a los cólicos en los días en que la "llegada no te daña la salida".

Entonces, ¿Cómo trabajar la admiración? 
Primero pregúntate por qué lo quieres. Si la respuesta que surge en los primeros 5 segundos (que es la de tu inconsciente) es superficial; entonces, querida amiga, déjalo ir. 
A todas nos encantan los detalles, las sorpresas, las frases lindas (ojo con el verbo barato, ya lo sabemos conjugar) y que se acuerden de las fechas importantes. Pero si sólo eso te gusta, ¿que pasará si hay crisis económica o si se queda ciego o si sufre de Alzheimer? (coloca tus cuatro dedos unidos  -menos el pulgar- de tu mano derecha en un plano paralelo al hombro tocando la yugular). Eso pasará.

Si por el contrario pensaste, que te encanta su don de gente, lo servicial y caballero que es, su aptitud para los negocios, que adora a los niños y que de seguro será un buen padre, que siempre quiere verte feliz, que es honesto o que siempre está de buen humor; querida amiga, agarre esa criatura y no la deje ir.

"No puedes pretender que te quieran como tú quieres que te quieran", esta frase es de mi hermana y sí que retumba. Recuerda balancear, siempre.





3 comentarios:

  1. ¡Gracias! ¡agarro mi criatura! Ja ja ja ja ja...se corcho como en dos virtudes...pero las cambio con mis repentinos humor negro... supongo que hace parte del balance. Excelente Vane...

    ResponderEliminar
  2. Vane me encanta!!!! Que bueno que existieron todos los gratos errores del pasado para preparar un camino un poco más firme... también lo agarró ;)

    ResponderEliminar
  3. Nunca antes lei algo, con lo cual me identificara tanto como con esto!! .... tus escritos son sencillanente espectaculares. ������

    ResponderEliminar